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El monstruo


Ella lo miro a los ojos, ambos reían, él abiertamente ella con algo de recelo, no lo entendía, nunca lo había hecho, pero supo reconocer en su mirada, incluso cuando parecía un lago de cristal reflejando la luna, que el nunca era tan feliz como le parecía a los demás, excepto en aquellos momentos.

Ella se había convertido en ama de casa, en experta de maquillaje, en actriz sin publico, en religiosa y en victima, estaba inmersa en un pozo del cual muy pocas personas podían escapar, ahora siempre observaba de cerca su mirada, podía verlo allí, verlo queriendo emerger de una manera o de otra, pero si solo un poco de el emergía, pronto saldría a la luz todo lo que significaba y ella estaría atrapada otra vez.

Se descuido solo un poco y algo de aire entro en su tubo digestivo, solo un poco, la hizo toser rápidamente.

- Como seras mujer que ya hasta reír te hace demostrar lo poco diligente que puedes llegar a ser para cumplir una tarea.

Continuo riendo, pero ella tembló de pies a cabeza, allí estaba, ahora era aun mas visible, el monstruo se revelaba, se mostraba cada vez mas, sus palabras eran solo el tentempié, ella sucumbiría pronto si no hacia algo para evitarlo, pero ¿Que? no había nada que pudiera decir o hacer, el se dejaba llevar por esa locura demencial siempre y cada vez era mas brutal, el monstruo había mostrado un solo colmillo con esa frase, con ese comentario le había dado una pequeña dentellada y había probado su sangre, pronto vendría por mas, no se contentaba con poco y ellos estaban solos.

- Ven mi amor, te quiero a mi lado, en mi regazo.

Ella sonreía lo mejor que podía, pero el se daría cuenta que ella temblaba de pies a cabeza, todo comenzaría de un segundo a otro, pero el la sujeto de la punta de sus dedos con una mano y la otra a su cinturón, ella pudo suspirar de alivio, si el deseaba sexo, eso calmaría a la bestia, el monstruo no emergía si ella era lo bastante diligente, el placer sexual lo calmaba, pero ella estaba muy lejos del éxtasis que le producían esos encuentros entre ellos, muy lejos del placer ardiente de los primeros tiempos cuando parecían volar sobre las nubes, ahora debía darle placer solo cuando el lo quisiera y como el lo quisiera, su cuerpo, ya no era su templo ahora era su botadero, ya ella no tenia control.

Después de su primer hijo se había acabado el idilio, el monstruo había tomado el control de su esposo y ella era una rehén demasiado débil para defenderse y el sabia jugar sus cartas, nunca tocaba al niño y el niño lo idolatraba, si ella quería dejarlo, el le dejaría sin el niño y eso para ella era un infierno peor al que ella vivía, una vez el monstruo en medio de su éxtasis salvaje le había dicho: "Si intentas dejarme te lo quitare y él pagara tus faltas"  luego de eso había mirado de reojo al niño y había hecho un gesto de aprobación como si dijera que con el si lo haría y no, ella nunca le haría eso a su hijo, sabia bien que no tenia medios para sustentarse, mientras que ese maldito tenia todo el poder económico sobre ella, ningún juez le daría la custodia, le quitarían la razón de su vida para dejarlo con la pesadilla de su alma, no, eso no era una opción.

La mano en su cinturón se había movido diligentemente y había desabrochado su pantalón y bajado su cremallera, ella vio con secreto asco su miembro, sabia que tenia que hacer, moverlo, besarlo, chuparlo hasta que explotara de placer y el monstruo estaría demasiado amodorrado por el placer como para actuar, ella soltó su cabellera negra, cortada a la altura de los hombros hacia pocos meses en un intento desesperado de quitarle un medio para sujetarla mientras trataba de huir de sus arrebatos, ella comenzó lamiendo el miembro junto con sus lagrimas, había descubierto casi por accidente como hacerle una felacion y poder llorar sin que el se diera cuenta, de cierta manera había descubierto como llorar en silencio sin que su cuerpo se llenara de espasmos y con sus propias lagrimas humedecía aquel monolítico  que alguna vez significo una parte del deseo que compartían, cuando ella estaba convencida que se amarían para siempre, no era sencillo, a medida que aumentaba el ritmo sus músculos se tensaban y el asco subía por su garganta amenazando con arcadas, pero ella debía reprimirlas o disfrazarlas en movimientos de un placer inexistente.  El empezó a marcar el ritmo sujetando su cabello y moviendo su cabeza, quedaban algunos minutos mas de tortura para ella y de placer para el, pero al menos el dolor de su cuero cabelludo era menor que cualquier otro que el estaría infinitamente dispuesto a propinarle.

Más rápido, más rápido, sus gemidos eran un concierto infernal para ella, mas rápido, mas profundo, ella rogaba internamente que no fuera tan profundo, sentía el vomito quemarle la boca del estomago, debía concentrarse, pero las arcadas fueron mas fuertes y ella empezó a ahogarse, un gruñido de parte de el, no estaba bien, ya antes había sucedido, casi siempre cerca de ese punto, el cerca de acabar y ella no podía aguantar mas, el siempre empujaba su cabeza mas allá de lo que ella podía resistir, había practicado para resistir mas con plátanos, con pepinos, con cualquier cosa que le ayudara pero fracasaba y eso significaba que el la golpearía, el monstruo la molería a golpes y ella debería maquillarse para evitar mostrar su vergüenza, solo una chica lo sabia ella le había instado a revelar la verdad que ocultaban sus múltiples capas de maquillaje, pero el la había amenazado, era su hijo o ella, eso no podía estar siquiera en consideración, no, jamas podría estar en consideración, primero se sacrificaría ella, la chica nunca lo entendería, ella la amaba y se amaba, pero amaba mas a su hijo y ella sabia que la ley no podría protegerla del monstruo, nuevamente se había distraído, esta vez casi le vomita encima, el jalo su cabeza hacia atrás, con tanta violencia que no le extraño la bofetada que la tumbo del duro sofá y lanzandola velozmente hacia el suelo, ella sabia que no podía estar allí, debía quitarse de ese lugar porque el no dudaría en golpearla, nunca lo había dudado, las patadas en las costillas eran demasiado dolorosas, se levanto como pudo, le pidió mil disculpas, se humillo ante el llorando, rogándole que le permitiera continuar, eso era algo que el monstruo adoraba.

El le ordeno que le buscara una copa de vino, ella sabia que era una prueba debía hacerlo rápidamente, se levanto demasiado rápido, dispuesta a complacerlo, dispuesta a alejar de si lo que le esperaba, el la golpearía y la humillaría aun mas, pero ella no perdía la esperanza, nunca lo hacia, trata de apresurarse pero dejandole ver un paso sensual, el monstruo debía convertirse en lujuria, si lo conseguía el podría terminar y se sentiría agotado, eso era lo que ella intentaba, pero la locura ciega, no ve ni la lujuria, ni el deseo, solo el placer animal de tener a tu victima totalmente derrotada y magullada, pero ella no se daría por vencida, llego a la cocina, busco el sacacorchos, pero no estaba en su sitio, contó el tiempo, se estaba demorando demasiado y el sacacorchos no aparecía, tomo un cuchillo delgado y empezó a agujerear el corcho de la botella con el para que dejara salir el liquido, ella lo colaría para que no quedara imperfecto, le estaba tomando demasiado esfuerzo.

- Es demasiado pedir una copa de vino, eres tan inútil que no puedes usar un sacacorchos.

Era directo, el monstruo estaba excitado.

- ¡Contéstame puta!.
- No encuentro el sacacorchos cariño así que estoy siendo recursiva.

Se volvió para darle una sonrisa seductora, pero dio un respingo al verlo detrás de ella, dejo caer el cuchillo en la mesa de la cocina, el había llegado allí demasiado rápido, la miraba desde sus pechos a su cabello, recorriendo su cuello, levanto una mano y empezó a acariciar su cuello, ella fingió que le gustaba aquello, debía hacerlo, el miedo le atenazaba.

- Estas demasiado tensa para estar excitada.  ¿Te parezco desagradable o algo así?
- No mi amor, solo me asustaste, te mueves demasiado rápido.
- Tu eres demasiado lenta, puta desgraciada, no se en que maldita hora se me ocurrió casarme con una inútil como tu.

El alma se le fue a los pies, antes de que pudiera siquiera terminar de digerir lo que le había dicho, el había puesto sus dos manos alrededor de su cuello, apretaba con fuerza, se estaba quedando sin aire, pero hizo el esfuerzo por sonreirle seductoramente una vez mas.

- ¿Esto te gusta?  Eres una sucia puta calienta huevos, nada mas, no puedes siquiera chuparla como debe ser, si te pusiera bajo un proxeneta el me mataría por la puta tan inútil que le entrego.

No soltaba su agarre, apretaba mas con cada palabra, ahora escuchaba un pitido en sus oídos, sentía que se desvanecía, el reía fuertemente, lo disfrutaba, ella temía por su vida, empezó a tantear la mesa detrás de ella, encontró el cuchillo, podría alegar defensa propia, un rayo de esperanza sin aire para hacer nada, reunió lo ultimo de sus fuerzas mientras que el vacío oscuro la llamaba, un poco de fuerza, se lo clavo en su espalda, hasta el mango, el cuchillo era delgado pero largo, casi tan largo como uno de pan, dentado igualmente, pero con una punta filosa, entro sin encontrar ninguna resistencia fuerte, escucho que el respiró con un silbido, pensó que la soltaría pero el apretó mas y luego cuando ya perdía el conocimiento  él giro su cabeza con fuerza, tanta que el frió abismo de la oscuridad se llevo para siempre su alma.

Ambos cayeron al suelo y ahora en el mundo había un pequeño niño huérfano que soñaba con un ángel que subía al cielo rodeado de una luz cálida y derramaba lagrimas sobre su cama y rogaba a Dios por su alma.




Nota. El monstruo es algo que decidí escribir hace demasiado tiempo, solo que no me era posible porque recuerdos demasiado dolorosos acudían a mi mente, aun ahora que lo escribo, mi corazón se oprime de tristeza, se lo dedico a Socorro Bermudez la victima de la bestia Miguel Manjarrez, descansen en paz ambos, paz al alma de Socorro y el infierno queme la maldad de Miguel.

Comentarios

  1. Dios ... llore sin mentira alguna hubo un momento que pensé que era yo

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  2. Lastimosamente muchas mujeres victimas de la violencia domestica se dejan manipular por este tipo de hombres creyendo que ellos se aburrirán, se cansaran y se alejaran, no se dan cuenta que para ellos es como una droga, lo que comienza con un golpe no acaba sino con niños huerfanos que pierden sus padres, sus madres, el centro de su vida y lo peor es que muchos de ellos crecen con la horrible imagen que estos hombres le dan de sus madres y se convierten en monstruos de este tipo, es un ciclo inaceptable.

    Existe una película llamada "Nunca mas" protagonizada por Jennifer Lopez que trata sobre estos temas, al final es increíble las palabras del policía cuando le dice que ella tuvo suerte.

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