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Nuestra primera vez - La fuerza del destino capitulo anexo


La oscuridad de la habitación robada por la débil luz de las velas, había dispuesto todo según las pautas románticas de rigor, velas, música, sabanas satinadas, aroma de jazmín (su flor favorita) flotando en el aire, reforzado por los diversos jazmines que había esparcido por la habitación, la cama cubierta por pétalos de rosas, en la cocina se preparaba su plato favorito, hablaríamos, reiríamos, bailaríamos y al fin por primera vez uniría su cuerpo al mio, había pensado un montón de veces en ese momento, lo había visualizado en las pocas semanas que llevábamos juntos, la había citado para esta noche, solo esperaba expectante la hora, hacia tan poco que ella había venido a vivir a la ciudad, ahora estaba en su apartamento, con todo preparado y solo la esperaba a ella para la gran sorpresa, tal vez tendría éxito, seguramente tendría éxito, pero si algo sucedía, si algo no encajaba, bueno al menos seria una velada memorable.

Termino de ajustar el angulo de algunas velas, cuando escucho la puerta abrirse, ella esta a punto de entrar para encontrarse el camino de pétalos, la escucho entrar ahora, furtivamente  avanzo veloz hacia el comedor, todo esta oscuro, aun no enciende las luces, miro por el quicio de la puerta, ella esta en el umbral, recostada, solo espero, encendió las luces, todo ha comenzado, pero ella no sigue los caminos, avanza con paso pesado hacia la habitación, no ve las rosas, ¿acaso no siente el aroma?

Entra en la habitación casi a gatas, creo que no me imagine que estaría tan cansada, me ha salido todo mal, escucho como abre la puerta mientras me mortifican varias ideas y muchos sentimientos encontrados, la escucho preguntarse que sucede, sale hasta la sala, ve el camino ahora ella lo sigue, la confusión en su rostro, me ve y sonríe, su rostro denota el cansancio, debería renunciar ahora, debería acabar con esto, ella esta demasiado agotada, yo solo puedo imaginarlo, pase de mi rural directo a mi propio consultorio, nunca trabaje en un hospital, mi rural fue en un bonito consultorio privado, ella trabaja en las trincheras, trabaja demasiadas horas al día todos los días, no como yo que tengo un horario fijo y clientes que poco o nada molestan a deshoras, mis emergencias son simples, creo que he metido la pata.

- ¿John?
- Minerva

Su nombre es miel en mis labios, pero ahora me siento avergonzado de pensar solo en mi, sin pensar en ella.
- ¿Que es todo esto amor?
- Una sorpresa, una celebración tardía por tu regreso a la ciudad.

Me mira, se que ella es una maquina detectora de mentiras, se que no ha encontrado verdaderas mis palabras, me acerco a ella y la hago sentar en la silla le acerco la copa de vino, le quito los zapatos.

- Espera, deja de que me cambie y me refresque un poco, quiero estar bella para ti.

Sale del comedor y yo me quedo solo, no era esto lo que había planeado al poco escucho la ducha, mi teléfono suena, en realidad vibra, le había quitado todo el sonido, es Michael.


- ¿Alo?
- ¿John? soy Michael, ¿como estas?
- Bien, ¿Como estas tu?

Desde el incidente en el hospital, no habíamos hablado mas, yo me centre en Minerva y nuestra vida juntos y el estaba muy ofendido conmigo.

- Que pena molestarte, pero Mina ha despertado y quiere verte.  No esta bien, ella creo que va...
- Mina no es de mi incumbencia ahora, mencionarla es como revivir un fantasma, no se porque me llamas para eso. - Le interrumpí bruscamente, sintiéndome molesto y tal vez descargando algo de frustración en mi amigo.
-  ¿como puedes decir eso? Lo que paso es culpa tuya, ¿como es posible que...?
- ¿Culpa mía? ¿Acaso yo la obligue? no digas tonterías, todo eso fue decisión de ella, yo no quiero saber nada mas, por cierto, no se si recuerdas como fui tratado la ultima vez que estuve en el hospital, mayor razón para no aparecerme por allá.
- John como has cambiado, nunca pensé que fueras así.

La voz de tristeza de mi amigo fue mas de lo que pude soportar, yo no quería saber nada mas de Mina, no entendía como el se atrevía a llamarme para hablarme de ella.
- Si no tienes nada mas importante que decirme.
- Nada mas, adiós.

La comunicación se corto repentinamente, me quede observando la pantalla del celular, pensando si era necesario llamarle nuevamente, pero la puerta de la habitación se abrió y Minerva apareció fresca y renovada, bella como solo ella podía serlo con un vestido color ciruela ceñido a su cuerpo curvilíneo y sensual.

- Buenas noches señor, ¿Mi mesa esta lista?
- A sus ordenes madame, déjeme que la conduzca.

Retire la silla y Minerva se sentó, ella siguió un poco mas con el juego de la cliente y el mesero y luego nos dispusimos a cenar, estaba radiante tanto o mas bella de lo que yo había imaginado, luego de cenar, pasamos a la sala y nos sentamos cómodamente en un sillón, con las copas de vino, tome el mando del equipo de sonido y puse música suave, la invite a bailar y ella acepto, bailamos suave y gentilmente, le bese con cuidado su cuello, sus hombros, sus mejillas, evitando cuidadosamente sus labios, dejándola esperando mas, hasta que ella me tomo de la parte posterior de mi cabeza, por el cabello con gentileza y me beso, con premura, con pasión, con fuerza, yo me encontraba en el Nirvana, sus besos apremiantes y su cuerpo apretado al mio.

- He visto lo que has hecho en la habitación, un detalle muy romántico.
- Lo lamento.
- ¿Que?
- No pensé en lo cansada que estarías, fui un egoísta.
- Eso no importa, el cansancio ha desaparecido y estoy feliz a tu lado.

Me fue guiando poco a poco hacia la habitación mientras bailábamos, abrió la puerta de tal manera que recordé nuestro primer beso, empece a soltar su vestido mientras la besaba, ella empezó a desabrochar mi camisa y mi pantalón, la ropa voló por los aires, sin caer, milagrosamente en las miles de velas esparcidas en la habitación, ella se separo de mi para empujarme en la cama, cai de espaldas y ella riendo con pícardia beso todo mi ser desde la punta de los dedos de mis pies hasta mi frente, temblando de emoción, yo la acariciaba donde tenia lugar y una vez que ella estuvo plenamente sobre mi, la tumbe en la cama para besarla yo también, deteniéndome en ciertas partes de su cuerpo para encenderla aun mas, aunque no quería que fuera rápido, si quería que fuera intimo y memorable.

Primero suavemente ingrese a su cuerpo para llevarme la mas dulce de todas las sorpresas, aun era virgen, fui suave y gentil para evitar lastimarla, lo hice piel con piel, sin condón, ella seria la ultima mujer con quien haría el amor, la única a la que le entregaría mi pasión y yo seria el primero y el ultimo, el gran regalo de todos me lo había dado ella, suavemente marque el ritmo, aunque ella inexperta y seguramente algo dolorida, me entregaba su cuerpo, yo le entregaba mi alma, sin embargo, ella empezó a marcar un ritmo mas acelerado y cabalgo sobre mi como si el dolor no existiera, no quise esforzarla demasiado por ser su primera vez, pero ella estaba experimentando por primera vez el goce del sexo conmigo, así que no podía quedarle mal.  estuvimos unidos, disfrutando de nuestros cuerpos por lo que parecían ser eones de placer, hasta que juntos llegamos al éxtasis supremo, unidos por primera vez hasta que el mundo se acabara.  Nos abrazamos para descansar y allí el cansancio sobrevino sobre nosotros arropándonos con sus gentiles brazos hasta que solo nos despertó la mañana.

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