En mi cama siento como me asfixio, el corazón late sin
control, no se detiene, mi piel ha perdido su temperatura y estoy demasiado fría,
la cabeza me martilla sin descanso, el mareo se ha apoderado de mí, volviendo
mi visión en un carrusel sin fin de objetos que no se quedan quietos más de
medio segundo, mi estómago se deshizo de todo su contenido y solo siento el
sabor metálico.
Toda mi vida fui presa de un estado nervioso que solo
empeoro cada vez más pronunciado por el mal trato infantil, de adolescente, de
adulto. No tuve una vida fácil, jamás
fue así, sin embargo, un día creí encontrar la felicidad, me case con esa ilusión
y con ese amor, que se convirtió en una cruz más, el amor me encadeno y desato
la peor crisis nerviosa, no tenía paz ni de día, ni de noche, ni siquiera en la
distancia, hoy por fin creo que todo acabara, él se fue, luego de volver a
convertir mi día en un infierno, por una nimiedad sin sentido, formo su
tormenta y cuando me vio pálida ya, respirando demasiado agitado para poder
calmarme, con mi mano en la cabeza, se alejó dando un portazo y maldiciendo el
que yo fuera tan teatral.
La crisis se desato en soledad y desamparo, ahora el sabor a
metal solo se intensifica, mi cabeza no me deja en paz, mi corazón quiere
estallar dentro de mi pecho, creo que incluso siento la sangre correr por todas
mis venas, siento como si mi cerebro de repente se derritiera y saliera cálido
y liquido por mi nariz, es extraño, quiero gritar, pero no puedo hacer nada,
creo que sonrío al pensar que me he convertido en un aire acondicionado portátil
y caminante gracias a mi baja temperatura corporal, me siento lívida, aunque
siento que unas agujas se clavan profundamente en mi brazo derecho, no entiendo
que sucede.
Una vez más trato de gritar, pero alguien llega, parece que
me escucha no veo su rostro, solo su silueta, algo distorsionada por el mareo,
no escucho su voz, trato de hablar, pero no puedo, ahora mis ojos me arden, esa
persona no hace nada solo me observa, su mano es cálida cuando la pone sobre mi
cabeza, una solitaria lagrima rueda por mi mejilla y todo por fin se detiene…
Para siempre.
Comentarios
Publicar un comentario