En el fondo del mar conocí una estrella, me mostró la verdad acerca de las relaciones humanas, al salir encontré un
caballero que con un beso me hizo olvidar lo aprendido, camine a su lado y la
estrella nado a la orilla, pero la obvie, construí una casa cerca del mar y la
estrella gritaba que debía hacerla en un terreno más firme, pero el caballero
adoraba sentir el agua a sus pies.
El mar reclamaba su terreno y pronto
reclamo mi espacio, lo hizo con furia y con fuerza, el mar se llevó mi casa y
mi ilusión, del caballero no quedo nada, solo su silueta perdiéndose con una
sirena, quise dejarme ir pero la estrella me salvo, nadando hacia mí me dio el
aire de su interior mientras todo moría en ella.
A duras penas naufrague, la vida de la
estrella en mi interior, el dolor del desengaño del caballero en mi corazón,
mire al cielo y la reconocí, la estrella se había elevado, me miraba con
ternura desde la inmensidad. Noche a
noche hable con ella, noche a noche le llore mi tristeza y mi desamor.
Un día, mientras la estrella no se
mostraba, vi otro caballero, con luz propia brillaba, pensé en
amarle, pero recordé el anterior, pensé en presentarle la estrella, pero él no entendería,
me quede en el mismo sitio, pero su presencia me golpeo como un huracán, llevándose
mi estabilidad.
El rocío caía en mi mejilla, la estrella lloraba pero yo no la veía, construí mi casa en una cueva, lejos de la luz, la estrella no me hallaba, pero la tierra se tragó mi casa dejándome enterrada, la estrella bajo en forma de luz y me liberó, nuevamente llore, al ver a mi amor enterrado.
El rocío caía en mi mejilla, la estrella lloraba pero yo no la veía, construí mi casa en una cueva, lejos de la luz, la estrella no me hallaba, pero la tierra se tragó mi casa dejándome enterrada, la estrella bajo en forma de luz y me liberó, nuevamente llore, al ver a mi amor enterrado.
Sucia y maltratada decidí nuevamente andar sola, la estrella no apareció,
ni en el cielo, ni en la tierra, ni en el mar, pero había calma en mi interior,
viví eones, con la fuerza de mi propia voluntad, cuando el amor tocaba mi
puerta, mi corazón cantaba y me advertía.
Una noche de muchas luchas mi pecho fue abierto, expuesto brillaba con
la fuerza de mil soles y comprendí que la estrella brillaba dentro de mi corazón.
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