En la inocuidad de la eternidad imagine un cielo sin colores, blanco e inmaculado, a veces negro sin sombra, falto de toda luz, a veces azul profundo, simple, perfecto, rojo lleno de furia de la soledad, a veces verde con la esperanza del abandono.
En la inmensidad de un grano de arena cabe el océano de la tristeza, en el arcoiris monótono existe la luz que circunda y que ilumina el tiempo infinito que mato segundo a segundo.
En lo profundo de la galaxia esta una enana blanca remanente de un sol morado, rodeado de quartz esperando ser absorbido por alguna galaxia nueva, emergente, que se llene de las partículas de la vieja estéril y muerta.
En el cajón de los recuerdos apareces tu, trayendo las vidas pasadas como fantasmas que se niegan a morir del todo, en el péndulo del metrónomo hicimos terraformacion para crear un nuevo planeta, flores, atmósfera, plantas, solo los dos, pero el metrónomo se detuvo, el planeta se seco y solo quedo el recuerdo de una mañana que ayer murió.
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